
A Ariane le gustaba mucho su pelo. Era suave, fino y sedoso, y cada vez que se pasaba las manos por los cabellos (ya fuera para peinarlo o mientras pensaba la respuesta del examen de Transfiguración) se sentía relajada. Le gustaba tenerlos cortos, justo en el punto entre las orejas y los hombros, porque era muy cómodo llevarlo así: no tenía que secárselo después de ducharse, no pasaba calor en verano y tenía el suficiente para cubrir su cerebro del frío en invierno.
Por supuesto el cabello de Anya, tan largo y elegante, también le gustaba, pero Ariane sentía que no pagaba la pena dedicarle tanto tiempo y cuidados. Además las largas hebras morenas de Anya parecían existir para ser largas, mientras que los mechoncitos dorados de Ariane estaban perfectos tal y como estaban.
Sin embargo un día hubo algo que hizo que Ariane cambiase su punto de vista con la misma rapidez que se desarma a un enemigo (Expulsiarmus!)
- Te quedaría muy bien el cabello más largo – dijo la profesora Walker con una sonrisa, mientras Ariane la ayudaba a recoger las cajas de los knarls. Con un gesto elegante, la mujer se apartó el cabello de los ojos y se despidió, dejando a Ariane boquiabierta y sonrojada, imitando el gesto de Emily con gesto embobado.
No volvió a cortarse el cabello. De repente se dio cuenta de lo hermoso que le quedaba largo.
Por supuesto el cabello de Anya, tan largo y elegante, también le gustaba, pero Ariane sentía que no pagaba la pena dedicarle tanto tiempo y cuidados. Además las largas hebras morenas de Anya parecían existir para ser largas, mientras que los mechoncitos dorados de Ariane estaban perfectos tal y como estaban.
Sin embargo un día hubo algo que hizo que Ariane cambiase su punto de vista con la misma rapidez que se desarma a un enemigo (Expulsiarmus!)
- Te quedaría muy bien el cabello más largo – dijo la profesora Walker con una sonrisa, mientras Ariane la ayudaba a recoger las cajas de los knarls. Con un gesto elegante, la mujer se apartó el cabello de los ojos y se despidió, dejando a Ariane boquiabierta y sonrojada, imitando el gesto de Emily con gesto embobado.
No volvió a cortarse el cabello. De repente se dio cuenta de lo hermoso que le quedaba largo.
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