Le echa una mirada de reojo al móvil y tiene ganas de usarlo aunque sabe que no debe hacerlo. Quiere, necesita, que alguien la apoye sinceramente, solo por el placer de querer animarla y no por cortesía o para auto consolarse en aquellos días oscuros. Añora a Ami más que nunca, porque nunca habían pasado tanto tiempo separadas y superadas, y la cama sigue oliendo a Matt.

Entonces, la pantalla del bendito móvil se ilumina y le llega un mensaje de remitente desconocido. No importa, porque sabe quién es. Solo ella conoce ese número. Solo ella le manda mensajes.
Trata de no agobiarte. Come y duerme bien, o no estarás a tope. Te quiero>>
Es escueto pero dulce a la vez. Le sobra. Por primera vez en días, se siente algo realizada. Irónicamente ya no necesita el texto, porque lo tiene memorizado, así que lo borra y recuesta la cabeza sobre la almohada. Siente que apenas huele a nada.

Cierra los ojos. Descansa.

martes, 21 de julio de 2009

El pelo de Ariane


A Ariane le gustaba mucho su pelo. Era suave, fino y sedoso, y cada vez que se pasaba las manos por los cabellos (ya fuera para peinarlo o mientras pensaba la respuesta del examen de Transfiguración) se sentía relajada. Le gustaba tenerlos cortos, justo en el punto entre las orejas y los hombros, porque era muy cómodo llevarlo así: no tenía que secárselo después de ducharse, no pasaba calor en verano y tenía el suficiente para cubrir su cerebro del frío en invierno.

Por supuesto el cabello de Anya, tan largo y elegante, también le gustaba, pero Ariane sentía que no pagaba la pena dedicarle tanto tiempo y cuidados. Además las largas hebras morenas de Anya parecían existir para ser largas, mientras que los mechoncitos dorados de Ariane estaban perfectos tal y como estaban.

Sin embargo un día hubo algo que hizo que Ariane cambiase su punto de vista con la misma rapidez que se desarma a un enemigo (Expulsiarmus!)

- Te quedaría muy bien el cabello más largo – dijo la profesora Walker con una sonrisa, mientras Ariane la ayudaba a recoger las cajas de los knarls. Con un gesto elegante, la mujer se apartó el cabello de los ojos y se despidió, dejando a Ariane boquiabierta y sonrojada, imitando el gesto de Emily con gesto embobado.

No volvió a cortarse el cabello. De repente se dio cuenta de lo hermoso que le quedaba largo.

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